Historia
republicana del Perú
La historia
republicana del Perú es la historia peruana bajo gobierno republicano
independiente, que se prolonga hasta la actualidad. Oficialmente, la historia
del Perú independiente empieza el 28 de julio de 1821, día en el que el general
argentino José de San Martín, jefe de la Expedición Libertadora, proclamó la
independencia del Perú en Lima, la capital del entonces Virreinato del Perú.
Para el historiador Jorge Basadre el punto de partida del nacimiento de la
República del Perú es la instalación del Primer Congreso Constituyente del Perú,
el 20 de septiembre de 1822.
Iniciación de la República (1821-1842) [editar]
Artículo
principal: Historia del Perú entre 1821 y 1842.Véase también: Independencia del
Perú. Instalación del Congreso Constituyente en la capilla de la Universidad de
San Marcos el 20 de septiembre de 1822. Cuadro de Francisco Gamarra.Al
período de veinte años, que va de 1822 a 1842, el historiador Jorge Basadre
denomina la Época Fundacional de la República.San Martín, tras proclamar la
independencia del Perú, asumió el mando político militar de los departamentos
libres del Perú, bajo el título de Protector, según decreto dado el 3 de agosto
de 1821. Dio también al flamante Estado Peruano su primera bandera, su primer
escudo, su himno, su moneda, así como su inicial estructura y sus primeras
instituciones públicas.El 27 de diciembre de 1821, San Martín convocó por
primera vez a la ciudadanía con el fin que eligiera libremente un Congreso
Constituyente, que tendría la misión de establecer la forma de gobierno que en
adelante regiría al Perú, así como dar una Constitución Política adecuada. Dicho
Congreso se instaló el 20 de septiembre de 1822 y su primer presidente fue el
clérigo Francisco Xavier de Luna Pizarro.
La anarquía (1842-1844)[editar]:
Manuel
Ignacio de Vivanco, Supremo Director de la República (1843-1844).Tras la muerte
de Gamarra estalló un período de anarquía. Numerosos caudillos militares
entablaron la lucha por el poder, desconociendo la autoridad de Manuel Menéndez, presidente del Consejo de Estado (cargo equivalente al de vicepresidente).
Estos caudillos fueron el general Juan Crisóstomo Torrico, jefe del ejército
del Norte; Antonio Gutiérrez de La Fuente, jefe del ejército del Sur; Domingo
Nieto y Francisco de Vidal, quienes formaban parte del ejército del Sur, y el
general Manuel Ignacio de Vivanco, quien anteriormente había encabezado en
Arequipa la llamada “revolución regeneracionista” de 1841.
Torrico
derribó a Menéndez y se proclamó Jefe Supremo del Perú, el 16 de agosto de
1842. Mientras tanto, el ejército del Sur se pronunció en el Cuzco a favor del
general Vidal, quien aceptó encabezar la lucha contra el usurpador Torrico, en
su calidad de 2.º vicepresidente del Consejo de Estado. Las fuerzas de ambos rivales
se enfrentaron en la batalla de Agua Santa, cerca de Pisco, el 17 de octubre de
1842. Torrico fue completamente derrotado y se vio obligado a partir hacia
Chile. Vidal asumió la presidencia del Perú el día 20 de octubre y desempeñó su
alto cargo con probidad y desinterés. Hizo cuanto estuvo a su alcance por
remediar los males de la administración pública. Logró que disminuyera la deuda
contraída por el estado y que gravara sobre las aduanas; también merece citarse
su esfuerzo por mejorar la educación de la juventud; pero la anarquía política
vino a frustrar sus planes. Tuvo que afrontar la revolución acaudillada por el
general Vivanco, que se autoproclamó Supremo Director de la República, el 14 de
febrero de 1843. No queriendo desatar una guerra civil, Vidal declinó el mando
en Justo Figuerola, que era el 1.º vicepresidente del Consejo de Estado (15 de
marzo de 1843). Figuerola asistió al día siguiente a Palacio y recibió de manos
de Vidal la banda presidencial. Días después, el mismo Figuerola se vio obligado
a arrojar dicha banda desde el balcón de su casa, a los vivanquistas que lo
pedían a gritos, según lo cuenta Ricardo Palma en una de sus tradiciones (19 de
marzo de 1843).
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