miércoles, 8 de junio de 2016

EL IMPERIO INCAICO

El Imperio Incaico

El Imperio incaico fue un estado sudamericano con el dominio más extenso en la historia de la América precolombina.2 Al territorio del mismo se denominó Tahuantinsuyo (del quechua tawantin suyu, «las cuatro regiones o divisiones») y al periodo de su dominio se le conoce además como incanato y/o incario. Floreció en la zona andina del subcontinente entre los siglos XV y XVI, como consecuencia del apogeo de la civilización incaica.[cita requerida] Abarcó cerca de 2 millones de kilómetros cuadrados entre el océano Pacífico y la selva amazónica, desde las cercanías de Ipiales (Colombia) en el norte hasta algun lugar entre el río Maipo, río Cachapoal y el río Maule (Chile) por el sur.






Agricultura:
Al ser los Andes una sociedad predominantemente agrícola, los incas supieron aprovechar al máximo el suelo, venciendo las adversidades que les ofrecía el accidentado terreno andino y las inclemencias del clima. La adaptación de técnicas agrícolas que ya se empleaban con anterioridad en distintas partes, permitió a los incas organizar la producción de diversos productos, tanto de la costa, sierra y selva, para poder redistribuirlos a pueblos que no tenían acceso a otras regiones. Los logros tecnológicos, alcanzados a nivel agrícola, no hubieran sido posibles sin la fuerza de trabajo que se encontraba a disposición del Inca, así como la red vial que permitía almacenar adecuadamente los recursos ya cosechados y repartirlos por todo su territorio.

Ganadería:

En los Andes prehispánicos, los camélidos desempeñaron un rol verdaderamente importante en la economía. Particularmente fueron la llama y la alpaca (los únicos camélidos domesticados por el hombre andino) las que, criadas en hatos de gran escala, fueron utilizadas para diferentes propósitos dentro del sistema de producción de los incas. Igualmente, fueron utilizadas otras dos especies de camélidos sin domesticar: la vicuña y el guanaco. La primera de estas era cazada mediante los chacos (cacerías colectivas) para ser esquiladas (con herramientas de ganadería como piedras, cuchillos, hachas de piedra y hachas de metal como cobre )y luego puestas en libertad; así se aseguraban que su cantidad se mantuviese. Los guanacos en cambio, eran cazados por su carne, que era muy apreciada. Los cronistas señalan que se comía la carne de todos los camélidos, pero debido a las restricciones que existían para su matanza su consumo debió haber sido todo un lujo. Probablemente la población tenía acceso a carne fresca sólo en el ejército o en ocasiones ceremoniales, cuando se hacía una amplia distribución de los animales sacrificados. En la época de la colonia, los pastos fueron desapareciendo o empobreciéndose debido exclusivamente a la presencia masiva de los animales introducidos por los españoles y los hábitos alimenticios que estos tenían. El medio ambiente andino sufrió un cambio considerable con los animales domésticos que llegaron con la presencia hispana.


Cerámica:
La cerámica incaica es distinta de los estilos que predominaron en la zona centroandina en la época pre-Tahuantinsuyo. El estilo inca se caracteriza por su producción en masa, habiéndose encontrado evidencias del empleo de una gran cantidad de moldes que permitieron difundir una producción sumamente estandarizada. Sus colores se caracterizan por el uso intensivo de diferentes tonos de marrón y sepia, además del rojo, negro, blanco, anaranjado y morado, que producían una gama relativamente variada de combinaciones. Se aprecia en la alfarería incaica la predilección por los diseños geométricos, predominando los rombos, barras, círculos, bandas y triángulos. Las formas típicas son el aríbalo y los queros, aunque estos últimos existieron desde el Horizonte Medio y fueron confeccionados también en madera y metal. El Estado incaico estableció distintos tipos de relaciones con los ceramistas locales y aprovechó de diferentes maneras sus técnicas y estilos alfareros. Se movilizaron vasijas de estilo local y se las hizo circular por todo el territorio, fusionándose de esta manera las diferentes técnicas existentes.



Textilería:
El arte textil incaico se caracteriza por sus tejidos con diseños geométricos o tocapus y por la fineza de su técnica. Los incas destacaron por sus tapices y sus estupendos mantos de plumas, también de diseños geométricos. Tuvieron un extraordinario sentido de la simetría, reflejado mediante la repetición de figuras estilizadas dispuestas de una manera sumamente ordenada. Para los incas la importancia de los textiles fue religiosa, social y política. Ellos expresaban su cosmovisión, su sentido del espacio y de sus divisiones. Eran símbolos de nivel social. Los famosos ponchos dameros, blancos con negro y rojos al centro se destinaban sólo a los orejones o generales allegados al Inca. Se dice que los diseños geométricos, que aparecen en algunos tejidos, servían también para identificar a los incas y sus familias. Desde la visión política los textiles representaban tesoros intercambiables así como productos tributables que cohesionaban al imperio.

Escultura:
Los trabajos realizados en piedra constituyen el otro gran conjunto de realizaciones incaicas que merece la pena destacar. Suele limitarse a representaciones zoomorfas de auquénidos, llamas, vicuñas y alpacas, y fitomorfas, mazorcas de maíz, que son conocidas como conopas y a numerosos cuencos y recipientes llamados popularmente morteros. Entroncados en las tradiciones artísticas andinas, los incas supieron imprimir un carácter propio y original a sus obras que se basó en una simplificación de las formas por medio de volúmenes geométricos sencillos y una esquematización de los motivos decorativos muy próxima a una concepción estética geometrizante y cubista. El arte incaico se caracterizó por la sobriedad, la geometría y la síntesis, tendiendo más a lo práctico y funcional que a lo formal.






























0 comentarios:

Publicar un comentario