El
Imperio Incaico
El Imperio
incaico fue un estado sudamericano con el dominio más extenso en la historia de
la América precolombina.2 Al territorio del mismo se denominó Tahuantinsuyo
(del quechua tawantin suyu, «las cuatro regiones o divisiones») y al periodo de
su dominio se le conoce además como incanato y/o incario. Floreció en la zona
andina del subcontinente entre los siglos XV y XVI, como consecuencia del
apogeo de la civilización incaica.[cita requerida] Abarcó cerca de 2 millones
de kilómetros cuadrados entre el océano Pacífico y la selva amazónica, desde
las cercanías de Ipiales (Colombia) en el norte hasta algun lugar entre el río
Maipo, río Cachapoal y el río Maule (Chile) por el sur.
Al ser los
Andes una sociedad predominantemente agrícola, los incas supieron aprovechar al
máximo el suelo, venciendo las adversidades que les ofrecía el accidentado
terreno andino y las inclemencias del clima. La adaptación de técnicas
agrícolas que ya se empleaban con anterioridad en distintas partes, permitió a
los incas organizar la producción de diversos productos, tanto de la costa,
sierra y selva, para poder redistribuirlos a pueblos que no tenían acceso a
otras regiones. Los logros tecnológicos, alcanzados a nivel agrícola, no
hubieran sido posibles sin la fuerza de trabajo que se encontraba a disposición
del Inca, así como la red vial que permitía almacenar adecuadamente los
recursos ya cosechados y repartirlos por todo su territorio.
Ganadería:
Cerámica:
La cerámica
incaica es distinta de los estilos que predominaron en la zona centroandina en
la época pre-Tahuantinsuyo. El estilo inca se caracteriza por su producción en
masa, habiéndose encontrado evidencias del empleo de una gran cantidad de
moldes que permitieron difundir una producción sumamente estandarizada. Sus
colores se caracterizan por el uso intensivo de diferentes tonos de marrón y
sepia, además del rojo, negro, blanco, anaranjado y morado, que producían una
gama relativamente variada de combinaciones. Se aprecia en la alfarería incaica
la predilección por los diseños geométricos, predominando los rombos, barras,
círculos, bandas y triángulos. Las formas típicas son el aríbalo y los queros,
aunque estos últimos existieron desde el Horizonte Medio y fueron
confeccionados también en madera y metal. El Estado incaico estableció
distintos tipos de relaciones con los ceramistas locales y aprovechó de
diferentes maneras sus técnicas y estilos alfareros. Se movilizaron vasijas de
estilo local y se las hizo circular por todo el territorio, fusionándose de
esta manera las diferentes técnicas existentes.
Textilería:
El arte
textil incaico se caracteriza por sus tejidos con diseños geométricos o tocapus
y por la fineza de su técnica. Los incas destacaron por sus tapices y sus
estupendos mantos de plumas, también de diseños geométricos. Tuvieron un
extraordinario sentido de la simetría, reflejado mediante la repetición de
figuras estilizadas dispuestas de una manera sumamente ordenada. Para los incas
la importancia de los textiles fue religiosa, social y política. Ellos expresaban
su cosmovisión, su sentido del espacio y de sus divisiones. Eran símbolos de
nivel social. Los famosos ponchos dameros, blancos con negro y rojos al centro
se destinaban sólo a los orejones o generales allegados al Inca. Se dice que
los diseños geométricos, que aparecen en algunos tejidos, servían también para
identificar a los incas y sus familias. Desde la visión política los textiles
representaban tesoros intercambiables así como productos tributables que
cohesionaban al imperio.
Escultura:
Los
trabajos realizados en piedra constituyen el otro gran conjunto de
realizaciones incaicas que merece la pena destacar. Suele limitarse a
representaciones zoomorfas de auquénidos, llamas, vicuñas y alpacas, y
fitomorfas, mazorcas de maíz, que son conocidas como conopas y a numerosos
cuencos y recipientes llamados popularmente morteros. Entroncados en las
tradiciones artísticas andinas, los incas supieron imprimir un carácter propio
y original a sus obras que se basó en una simplificación de las formas por
medio de volúmenes geométricos sencillos y una esquematización de los motivos
decorativos muy próxima a una concepción estética geometrizante y cubista. El
arte incaico se caracterizó por la sobriedad, la geometría y la síntesis,
tendiendo más a lo práctico y funcional que a lo formal.
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